Presentación

 

La materia Procesos de cambio social en América Latina en el siglo XXI, ofrece un abordaje de los procesos de cambio social desde 1999 hasta la actualidad. La asignatura se centra en el análisis de coyunturas, pero se inscribe en la perspectiva de la sociología histórica y el pensamiento crítico latinoamericano. Desde este enfoque, el estudio de los procesos a gran escala o de la “larga duración” constituye un elemento central para la formulación de preguntas y búsqueda de respuestas. A partir de esta perspectiva teórica-metodológica, la materia se organiza en tres grandes ejes problemáticos:

Los dos primeros se asientan en la crisis económica, política y social que atraviesa América Latina en el pasaje de siglo, cuando asistimos a la constitución de  dos campos políticos: las nuevas izquierdas y derechas regionales. El primer eje se refiere al surgimiento de experiencias populistas progresistas. Estos gobiernos, aún en su heterogeneidad, priorizan la integración regional, revalorizan el rol del Estado en materia económica y social, democratizan la arena política con la participación de los sectores subalternos y acortan la brecha de desigualdad mediante políticas de transferencia monetaria y ampliación del mercado interno. Nos referimos a los proyectos políticos de Venezuela (1999), Brasil (2003), Argentina (2003), Uruguay (2005), Bolivia (2005), Ecuador (2007) y Paraguay (2008).

A partir de 2008, se observa una reversión de la correlación de fuerzas, dando lugar a un proceso de consolidación de las derechas latinoamericanas del siglo XXI, lo que constituye el segundo eje de análisis. En esta etapa de agotamiento de las experiencias populistas progresistas (caracterizada por las limitaciones impuestas por la matriz económica, el aumento de la conflictividad social y la evidente limitación para construir proyectos hegemónicos), las derechas acceden al poder del Estado, ya sea a través de elecciones o mediante golpes de estado de nuevo tipo. A partir de estas experiencias, surgen análisis centrados en su carácter novedoso: afirmación de la democracia liberal en un sentido instrumental, organización de la dominación bajo nuevos y viejos actores (militares, burguesías locales, intelectuales, think tanks, comunidades religiosas) y la construcción de inéditas estrategias de acción, forjando nuevos vínculos al interior del Poder Legislativo y del Poder Judicial. Hacemos referencia a los gobiernos de Franco (2012-2013), Cartes (2013-2018) y Abdo Benítez (2019) en Paraguay; Macri (2015-2019) en Argentina; Temer (2016-2018) y Bolsonaro (2019) en Brasil; Piñera (2010-2014 y 2018) en Chile; Moreno (2017-2021) y Lasso (2021) en Ecuador; Duque (2018) en Colombia, Lacalle Pou (2020) en Uruguay, el gobierno de facto de Añez (2019-2020) en Bolivia y de Dina Boluarte (2022) en Perú.

Asimismo, el siglo XXI también da inicio a lo que Cas Mudde denomina la “cuarta ola” de las fuerzas de derecha. Las consecuencias de la crisis financiera se conjugan con el descrédito de los proyectos socialdemócratas, un creciente movimiento antiglobalización y el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos, habilitando un proceso de desmarginalización de las expresiones de extrema derecha. Estas fuerzas radicales irrumpieron en el escenario político mostrándose heterogéneas y con una creciente capacidad electoral e, incluso, de movilización social. Su emergencia, asociada también a la aparición de nuevos liderazgos radicalizados, genera un reposicionamiento intelectual sobre el fenómeno, poniendo en consideración ciertas afirmaciones sobre las características de las derechas tanto a nivel global como regional.

Atendiendo a este heterogéneo escenario, analizaremos la coyuntura política actual que se dirime entre la permanencia de gobiernos de derecha (Uruguay, Paraguay, Ecuador, Perú) y el impulso electoral del denominado neoprogresismo que logró recuperar la dirección de los gobiernos (Argentina, 2019; Bolivia, 2020; Colombia, 2022; Chile, 2022; Brasil, 2023). En efecto, nos preguntaremos si efectivamente se erige un ciclo de derecha en América Latina o si, por el contrario, se verifica un mapa político e ideológico fragmentado y en disputa.